jueves, 28 de febrero de 2013

“DE LA FICCIÓN A LA REALIDAD”





CONVERTIR UN PENSAMIENTO EN ACCION:
“DE LA FICCIÓN A LA REALIDAD”

Varios grupos de investigadores están desarrollando interfaces cerebro-máquina que permiten a personas con inmovilidad  accionar mecanismos  con solo su fuerza mental.
En esta entrada voy a exponer diferentes estudios que se están desarrollando sobre esto por investigadores en distintas universidades, así como sus logros.

     1. Cathy Hutchinson (Massa­chusetts, EE UU) debido a un ictus, el bloqueo de
un vaso dejó sin riego su tallo cerebral la parte del sistema nervioso que conecta el cerebro con el resto del cuerpo dejándole tetrapléjica y sin habla.

 Como se puede ver en la imagen situada debajo Cathy tiene los dedos encogidos, pudiendo realizar el simple acto de coger un vaso para poder beber agua sin necesidad de que otra persona le ayude, esto es un sueño para todas las personas con problemas similares de movilidad.
De su cabeza sale un cable que le conecta a un ordenador, que a su vez está unido a un brazo robótico con dedos metálicos articulados. ­Cathy imagina en su mente que el brazo la obedece, y el brazo articulado realiza la operación de agarrar el recipiente con una pajita y ella es capaz de beber sola.



Cathy Hutchinson.


                                                                

John Donoghue es un neurocientífico de la Universidad de Brown en Rhode Island (EE UU), cuyo laboratorio explora la manera de conectar el cerebro humano a una máquina. Gracias a un minúsculo sensor, implantado en una zona específica de la superficie de su corteza cerebral, al que van unidos unos diminutos electrodos que recogen los movimientos de las neuronas que planifican y ejecutan los movimientos de los brazos.
Los electrodos recogen las señales y las envían por cable a un ordenador. Un programa las descodifica y las traduce en instrucciones para la mano robótica. De esta forma, enchufada a un cable y a través de una máquina, la mujer aprendió a controlar el brazo y la mano artificial con solo pensarlo. El problema es que debe conectarse, literalmente, un enchufe en la cabeza en cada sesión en el laboratorio de Donoghue.

El caso de Cathy es único, lleva el electrodo implantado desde hace cinco años, todo un logro, porque los científicos han observado que los dispositivos se estropean a los pocos meses o años, ya que el cerebro termina por rechazarlos.
Los trabajos que se llevan a cabo en el laboratorio de  Donoghue con ratas y monos indican que cuando ocurre una lesión nerviosa, el cerebro se reorganiza de una forma muy rápida. En casos donde la desconexión del cerebro con cuerpo es completa han observado que esta parte del cerebro sigue funcionando como si siguiera controlando el brazo.

En la misma Universidad se han realizado estudios con otros siete pacientes con diferentes enfermedades motoras; dos de ellos con una lesión medular, otros tres padecían esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y otros dos habían sufrido un infarto cerebral. El equipo de Donoghue han observado  que cuando piensan que están moviendo un brazo, su cerebro se enciende, y en concreto, la misma parte que controla el movimiento del brazo.


Estimulación biónica.




                                                            

El cerebro es capaz de asignar nuevos circuitos para mover un brazo robótico, distribuye sus órdenes y crea mapas.

 Hay una zona de la corteza cerebral que se encarga casi exclusivamente de ejecutar el movimiento y otras zonas se encargan antes de planificarlo.

2. El equipo de Miguel Nicolelis, de la Universidad de Durham en Carolina del
Norte (EE UU), con un experimento que podría calificarse como el de las “ratas sedientas” ha logrado un gran avance en este campo y se abren grandes expectativas para un futuro no muy lejano.

Nicolelis entrenó a las ratas para que usaran su poder mental y manejasen un brazo mecánico que les daba de beber. Al principio, tenían que apretar con sus garras una palanca. Un brazo robótico les acercaba una pajita por la que podían sorber el líquido de un recipiente. Los investigadores implantaron posteriormente un dispositivo en sus cerebros que recogía las señales de las neuronas y las transmitían a un ordenador mediante un cable. Las ratas aprendieron a pensar que empujaban la palanca sin tener que hacerlo. El brazo robot descendía y les daba de beber.
Los dispositivos de interfaz cerebro-máquina, imagen 3, ya están funcionando en voluntarios que sufrieron una lesión medular. En España se estima que hay unas 20.000 personas con lesiones medulares y en EE UU unos 300.000. Para estas personas el poder realizar alguna actividad solos, sin depender de otra persona, les haría sentirse vivos y poder ejecutar decisiones propias.


Interfaz cerebro-máquina
                                                         


                                                 

El reto es conseguir que un dispositivo funcione durante años en la vida de una persona y que no se degrade con el tiempo, se trata de lograr implantes biocompatibles, que produzcan una señal clara y sin cables.

En la actualidad Nicolelis, este científico brasileño, quiere sorprender al mundo en la inauguración del próximo Mundial de fútbol, que se celebrará en su país en 2014. Está trabajando en la construcción de un exoesqueleto que obedezca las órdenes mentales de un tetrapléjico, y que le permita caminar por un campo de fútbol para inaugurar los mundiales.
Para conseguir este gran avance el cerebro tiene que recibir impresiones y sentir el exoesqueleto como si fuera una parte más de su cuerpo. Esperemos que en este año que queda sea capaz de lograrlo y la inauguración del mundial sea una esperanza para millones de personas en todo el mundo.
  
                                       3. El equipo de investigadores, liderado por Reggie Edgerton, neurocientífico de
la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), publicó sus experimentos con animales, con los que se sabe que la médula espinal contiene una serie de complicados circuitos que la hacen inteligente, hasta el punto de que puede aprender una función motora si se la enseña, y esto sucede incluso ante la total ausencia de señales del cerebro. La médula espinal, por tanto, es inteligente y puede aprender por sí sola a estimular las piernas y recibir sus sensaciones.

   4. La prótesis desarrollada por el investigador Dean Kamen “El brazo de Luke”
y probada por Chuk Hildreth, quien perdió los dos brazos hace 30 años, se le implantó un brazo biónico después de tanto y es capaz de sentirlo.
Fue posible gracias a que un neurocirujano reconectó las fibras que  controlan el brazo a los músculos pectorales, en vez de a la axila, e implantó en ellos una serie de electrodos.
Cuando Hildreth piensa en mover el brazo de metal, los músculos de su pecho se contraen. Los electrodos registran la señal y la envían a los motores de la prótesis. También tiene bajo la piel un pequeño motor capaz de vibrar. El motor está conectado mediante un microprocesador a un sensor en la palma de su mano artificial. Es capaz coger cosas delicadas sin romperlas o de emplear más fuerza o soportar más peso.


            CONCLUSIONES:

El cerebro es capaz de asignar nuevos circuitos para mover un brazo robótico, distribuye sus órdenes y crea mapas.

 Hay una zona de la corteza cerebral que se encarga casi exclusivamente de ejecutar el movimiento y otras zonas se encargan antes de planificarlo.

Parece que el cerebro construye y envía las órdenes para ejecutar movimientos a pesar de que sus cuerpos estén desconectados de su cerebro desde hace años.

El reto es conseguir que un dispositivo interfaz que  funcione durante décadas, que sean biocompatibles y no sean rechazados por el paciente.

El cerebro es capaz de asignar nuevos circuitos neuronales desarrollando un nuevo mapa para controlar una parte artificial que no formaba parte de su cuerpo.

La médula espinal, es inteligente, y puede aprender por sí sola a estimular las piernas y recibir sus sensaciones. La médula puede hacer lo mismo que el cerebro.



BIBLIOGRAFIA








2 comentarios:

  1. Hola Julia:

    Me siento esperanzada al saber que hay un número considerable de experimentos que tratan de dar solución a uno de los principales handicaps que tiene la medicina: la recuperación de lesiones inicialmente irreversibles. Aprovechar los recursos tecnológicos en beneficio de la vida humana siempre parece buena idea. Sin embargo, hay diversos grupos que están en desacuerdo con el uso de brazos o piernas biónicas, que van totalmente en contra de la naturaleza. Con un entrenamiento y práctica exhaustiva, personas que las usen se encontrarían ventajosas respecto a aquellos que cuentan con todos sus miembros y un "correcto" funcionamiento de su organismo. Y llegados a ese punto, todos querríamos ser más ágiles, más fuertes, y buscaríamos ser "ciborgs". ¿Es ético, o lo sería, llegar hasta esos extremos en los que la naturaleza fuese totalmente burlada?

    Muchísimas gracias, ¡y enhorabuena por tu entrada!

    Marta Lobo de Pablos. 1ºB Bach, nº20.

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  2. Este tema me parece muy interesante. Habia tratado algo parecido sobre enfermedades irreversibles en la asignatura de psicologia, pero no se me habia pasado por la cabeza la posible utilizacion de la tecnologia para esto. Es realmente impactante, que algo abstracto, como lo es la imaginacion en la propia cabeza, pueda transformarse en un hecho totalmente mecanico. Es algo tambien muy util, personas así con este tipo de enfermedades creo que se merecen cosas asi, y ademas es un importante avance para la tecnologia el lograr convertir pensamientos en actos, se diria que es casi como la magia que se desea cuando se es pequeño, muy esperanzador.
    Comentario por Marta Horcajo nº17

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